El estrés, nuestro eterno enemigo. ¿Cómo encontrar el equilibrio?

El estrés, nuestro eterno enemigo

Estrés, nuestro eterno enemigo. ¿Cómo encontrar el equilibrio?

 

El estrés. Cuando hablamos de este término, lo adoptamos como algo normal en nuestra rutina diaria. Podría decirse incluso que suele ser uno de los principales temas, a la orden del día, y es un síntoma más de cómo es la clase de vida a la que actualmente debemos enfrentarnos.

 

¿Qué es el estrés? El trastorno físico y mental, producido por el cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal.

 

Esta definición tan lapidaria toca muchos factores en nuestra rutina diaria.

¿Y a quién puede afectar el estrés? La respuesta es simple: a cualquiera. No importa donde trabajes, ya sea en casa o fuera de ella, si eres jubilado, si te dedicas a las tareas del hogar o si eres estudiante. Ninguno estamos exento de padecer estrés.

A ello, hay que sumarle el cambio de siglo, las nuevas tecnologías que nos han dado por un lado mucha flexibilidad para comunicarnos, para trabajar de forma más rápida, pero que nos ha hecho a su vez presos de tiempo, vivimos de forma más acelerada.

Otro factor que nos ha generado mayor estrés es la crisis económica y la necesidad de mantener nuestro estilo de vida alto pese a la disminución del bienestar económico y la precariedad laboral. De este modo, vivimos con cansancio acumulado ante las expectativas no cumplidas y eso nos hace estar más sensibles y alterables.

 

Las principales causas del estrés pueden ser diversas; desde Ceregumil queremos destacar las siguientes:

 

  • Estrés laboral: La estabilidad laboral es un deseo casi utópico para las generaciones futuras. Nos encontramos ante contratos de corta duración, lo que provoca que la población actual tenga un miedo constante y una incertidumbre hacia lo que vendrá, a su inseguridad económica. Por otro lado, el exceso de responsabilidad por querer ser más competitivo dentro de la organización hace que carguemos con más trabajo, y puede a su vez generar malas relaciones con compañeros y jefes, provocando nerviosismo.
  • Estrés interpersonal: Las personas que rodean nuestro día a día son clave para que nuestro estado anímico sea bueno. Hay personas que poseen la capacidad de quitarnos la energía y la vitalidad. Lo más importante en estos casos es intentar alejar en cierta medida a esas personas que creamos que no nos aportan nada bueno. Por el contrario, tenemos que intentar mantener un buen vínculo con todas aquellas personas que consideramos cercanas y que son un bien para nosotros. Para empezar a sentirnos bien con nosotros mismos, tenemos que hacerlo también con los demás, y saber reconocer quien es alguien “negativo, negativista, o que absorbe tu energía” ya que este es el primer paso para poder manejar lo que esa persona te transmite.
  • Estrés por cambios repentinos en tu vida diaria. No siempre fluye todo con total normalidad. Es cierto que pueden producirse rupturas, peleas con personas muy cercanas a nosotros, enfermedades e incluso la pérdida de un ser querido. Esta serie de casos es mejor tratar de afrontarla con calma y paciencia y dejar que seamos nosotros mismos lo que establezcamos nuestros propios ritmos a la hora de decidir cuándo estar bien.

 

Causas como las citadas anteriormente hacen que el estrés se vaya acumulando en nuestro interior. Además, en ocasiones, nuestra mente puede ser nuestra peor enemiga y hacernos entrar en un bucle de pesimismo constante que puede desencadenar  ansiedad. No ser capaz de ver las cosas con objetividad y asumirlas, o hacer una montaña de un grano de arena puede causarnos mayor estrés y a su vez, no permitirnos ser del todo objetivos cuando tenemos que hacer frente ante nuevas decisiones.

 

¿Cómo reacciona nuestro cuerpo ante el estrés?

Nuestro cuerpo reacciona ante el estrés liberando hormonas que hacen que nuestro cerebro esté más alerta, y que nuestros músculos estén más tensionados, aumentando el pulso. Estas reacciones pueden ser buenas porque pueden ayudarnos a manejar la situación que causa el estrés. Esta es la manera en que nuestro cuerpo nos protege a nosotros mismo.

Si el estrés perdura en el tiempo nuestro cuerpo se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro. Con el tiempo, se pone en riesgo nuestra salud, llegando a producir: presión arterial alta, insuficiencia cardíaca, obesidad, depresión o ansiedad, problemas menstruales.

Para ello, es de suma importancia el equilibrar la balanza para que el día a día lo sintamos como un regalo y no como un pesar. En primer lugar, debemos ser críticos con nosotros mismos y detectar la causa del problema. ¿Qué es lo que nos tiene así? ¿Qué causa ese malestar constante? Una vez que hemos sabido detectar la causa será mucho más fácil ponerle una solución.

 

Te proponemos que, aunque no debamos tomarlo como una obligación, en ocasiones sí sería bueno que adoptásemos el descanso como una parte fundamental en nuestra vida.

  • Trata de dedicar parte de tu tiempo al ocio y no solo a las responsabilidades del día a día. Y si es ocio al aire libre mejor, pasear por tu barrio, ir a un parque o el proponerte salir a tomarte algo a una terraza una vez a la semana….
  • El dormir es necesario para nuestro cuerpo pero también para nuestra mente. Duerme más de 6 horas diarias, y si puedes alcanza las 8 horas.

 

Busquemos el motivo, y pongamos en marcha un plan alternativo que nos saque de nuestra rutina diaria. Sentirse bien también puede ser una opción.